Por Joaquín Cruz Lamas
No se trata de una manifestación artística barroca, sino de algo que es más cercano al renacimiento e incluso al gótico en algunas de sus expresiones. Además, fue una invención mexicana completamente original que no existe en ningún otro lugar fuera de nuestro país. Al menos no que yo sepa. Ahora bien, la razón del nombre es la siguiente: en España, los historiadores le llamaron “mudéjar” al arte que se desarrolló a partir de la influencia estética de los musulmanes en la península ibérica, luego de los casi ocho siglos de dominación que ejercieron en lo que hoy es España y Portugal. La palabra “mudéjar» quiere decir tributario en árabe y puede referirse a dos personas: por un lado, a los cristianos que vivieron bajo dominio musulmán a cambio del pago de un tributo, o, por otro, a los musulmanes que vivieron bajo dominio cristiano, igualmente a cambio del pago de un tributo. Cuando los historiadores en México quisieron darle un nombre a ese arte que era el fruto de artesanos indígenas trabajando bajo dominio cristiano, recurrieron a la misma palabra “tributario”, pero en lugar de usar la palabra árabe, usaron la palabra náhuatl, es decir, “tequitqui”.
Esta forma de arte la podemos ver en muchos de los antiguos conventos en el centro y sur del país. Las características que lo distinguen son varias, entre ellas podemos mencionar algunas: se trata un tipo de escultura donde se le da poca profundidad a la piedra, los motivos provienen tanto de la teología cristiana como de la estética y decoración indígena, el estilo y las figuras se asemejan muchas veces a aquellas que vemos en los códices prehispánicos y, finalmente, se trata casi siempre de arte religioso. Algunos ejemplos que puedes buscar para conocerlo mejor son las cruces atriales del convento de San Nicolas Toelentino en Acolman, del Tepeyac (en el museo de la Villa de Guadalupe), de la plaza de Jilotepec y del convento franciscano de Ciudad Hidalgo. Lugares donde se aprecia la escultura y arquitectura desarrolladas en este estilo son: el ex convento de Calpan, el de Tecamachalco, la iglesia de San Francisco en Puebla, la entrada de la plaza de Coyoacán en la Ciudad de México, el exconvento San Vicente Ferrer en Chimalhuacán y el ex convento de San Nicolas Tolentino en Yuriria.