Por L.N. y H.C. Natalia Torres Pérez
Actualmente, la mayoría de nuestra alimentación está compuesta por mucha comida refinada/chatarra. La industria alimentaria ha creado la combinación perfecta de grasa y azúcar para crear adicción a sus productos y que no podamos parar de comerlos. Con este tipo de “comida,” desregulamos nuestro cerebro. ¿Cómo es esto?
Cuando comes algo con mucha azúcar o harina, inundas tus receptores de dopamina. Tu cerebro piensa: “¡WOW! ESTO ES DE VERDAD EXCESIVO.” Necesitamos alejarnos de esos estímulos, así que el cerebro adelgaza los receptores de dopamina para que se adapten a la carga, modificando tu química cerebral. Así, te vuelves adicto a estas sustancias; las necesitas, sintiendo hambre insaciable.
Cuando tu cerebro está acostumbrado a recibir este estímulo, ya no le basta una galleta; necesita diez galletas para sentirse bien. Cabe aclarar que hay cerebros con más susceptibilidad a la adicción que otros. Si identificas que te cuesta mucho trabajo vencer los antojos y el hambre, probablemente tengas un cerebro sensible a estas sustancias. ¡Mucho ojo!