La igualdad laboral aún no es una realidad y es un tema que debe corregirse desde cambios estructurales, que requieren, como mínimo, una educación con perspectiva de género para dejar atrás los estereotipos.
Un claro ejemplo de esta brecha laboral de género se puede observar en el tiempo que los hombres le dedican al trabajo doméstico, en comparación con el tiempo que las mujeres se lo dedican (y en la mayoría de las ocasiones, sin pago de por medio).
El trabajo doméstico también es trabajo
Según datos del Colegio de Economistas de Aguascalientes las mujeres en Aguascalientes destinan 39.4 horas al trabajo doméstico de los hogares, mientras que los hombres destinan 14.8 horas, en ese sentido, las mujeres dedican 2.6 veces más horas al trabajo doméstico de los hogares.
Sin embargo, el problema no sólo se reduce a la diferencia de horas trabajadas, sino, a lo que implica este tiempo. De acuerdo a ese mismo colegio, las mujeres se ven más afectadas ya que terminan dedicándole una mayor proporción de su tiempo al trabajo no remunerado.
Por tanto, las mujeres disponen de menos tiempo para realizar una actividad remunerada. De hecho, la brecha es tan amplia que en promedio las mujeres en Aguascalientes dedican en promedio 38.7 horas semanales al trabajo para el mercado, los hombres dedican 48.2.
Aunado a este desigual panorama, el Colegio de Economistas advierte que dicha disparidad también lleva a que las mujeres terminen incorporándose al mercado informal. Prueba de ello es que actualmente la tasa de informalidad (TIL 1) de las mujeres es de 42.6, mientras que la de los hombres es de 39.
No tener acceso a un trabajo formal significa, en otras palabras, no tener acceso a Seguridad Social y demás prestaciones dispuestas en la ley a favor de las y los trabajadores formales.