En medio de la pandemia, Mariana Velasco y Vi Mejía decidieron explorar una pasión común: la cerámica. De esa curiosidad, ya aventajada por su amistad, surgió Tres Tristes Trastos, un taller de cerámica que va más allá de la arcilla y su maleabilidad, un taller que busca guiar a nuevas personas por sobre este oficio y que además funciona como un espacio de cocreación artística donde la pintura, la danza o la música también son bienvenidas y arropadas.
Para Blackstone Magazine, Mariana y Vi contaron parte de la historia de Tres Tristes Trastos, su concepto, su proceso de creación y de crecimiento y la relación que han sabido tener con las materias primas, una relación que les ayudó a crecer como personas, profesionistas y artistas.
“Tres Tristes Trastos nace como un proyecto, un propósito de pandemia. Entonces, esperábamos tener un espacio donde se permitiera mucho la cocreación y la colaboración con distintas disciplinas, justo enlazándolas con la cerámica. Esa fue la idea principal”, cuenta Vi Mejía, ceramista y egresade de diseño industrial.
Si bien ya tenían conocimientos sobre cerámica, en realidad esta es una disciplina que requiere tiempo y que implica acercarse a la materia prima para tratar de comprender cómo se comporta ante las manos, ante la luz, el clima o incluso ante los estados de ánimo. En ese sentido, la cerámica puede entenderse como un proceso artístico que implica una relación interpersonal con la disciplina.
La pandemia, relata Vi Mejía, les permitió “jugar mucho con el material para aprender el trabajo de la cerámica y así, poco a poco, fue naciendo nuestra marca. Mucho fue el cómo fuimos dándole personalidad a la marca, y los rostros fueron el resultado de eso”.
Cuando vi Mejía hace referencia a “los rostros”, se refiere a las caras que están plasmadas en sus obras de cerámica: ya sea en tazas, mezcaleros, macetas, floreros, etcétera. Los rostros son una manera de expresar cómo se sienten y son a través de estos que lograron crear un distintivo que les caracteriza por sobre otros talleres.
Descubriendo la cerámica y su identidad
Mariana, maestra en arte y diseñadora que vivió y trabajó en una comunidad ceramista de Perú, cuenta un poco sobre su proceso de aprendizaje: “Ahí -en Perú- fui experimentando más con el material de una manera muy distinta a como lo había visto en la universidad. Quemábamos a leña. Se me permitía experimentar en todos los sentidos. Ahí, justo en ese lugar, fue cuando descubrí que eso era lo que quería hacer: quería un espacio donde se pueda experimentar y compartir lo que he aprendido, y lo que más refuerza todo esto, que es también aprender de los demás”. Ese espacio es Tres Tristes Trastos.
Si bien hoy día su marca ya está posicionada y no solamente tiene puntos de venta en Aguascalientes, sino también en Ciudad de México en la famosa tienda de arte Alcachofa y Romero, la realidad es que sí hubo todo un camino de planteamiento de concepto y de entendimiento para generar su propia identidad.
“Al principio era una experimentación con el material; es decir, que no se rompiera, ver cómo se secaba, entender el clima. Por ejemplo, el de Aguascalientes es muy distinto al de Lima, y eso nos llevó a experimentar con el material y después ya empezamos a hacer las piezas”, cuenta la joven ceramista. Una vez que entendieron cómo les respondía el material y cómo se trabajaba, fue que pudieron explorar más lo que elles verdaderamente querían transmitir con el material.
“Fue algo muy genuino cómo en ese proceso de descubrimiento se fusionaron nuestros estilos y ambos buscábamos y nos atraía esta parte de las caras, los rostros, jugar con las formas (…) fuimos fusionando los estilos, los rostros”, agrega Mariana.
La identidad de Tres Tristes Trastos se puede resumir justo en los rostros que plasman, pero estos van más allá de las interpretaciones de sus creadores, ya que cada persona puede llegar a interpretar la expresión de esos rostros de una manera muy distinta y ese proceso de conexión es lo que termina atrayendo a las personas. Tristeza, alegría, nostalgia, todo depende también del sentir de les ceramistas.
Nuevas tendencias y redes sociales
El éxito de Tres Tristes Trastos no solo se resguarda en su identidad y concepto de espacio de cocreación, sino que también estuvo en saber llevar todo esto a través de las redes sociales, que hoy son una ventana importante para dar a conocer el trabajo y así llegar a más personas.
Eso lo entendieron les ceramistas, quienes, ya con un concepto bien establecido, así como una meta fija, lograron poco a poco crecer en Instagram, que es la plataforma que más les ha ayudado a llegar a nuevos clientes y a personas interesadas en la cerámica.
Vi Mejía considera que con la pandemia, el crecimiento de las redes sociales y las nuevas tendencias promueven el consumo local, fue que su marca pudo posicionarse más rápido.
“En la pandemia surgió mucho la idea del consumo local. También un poco el home office nos ayudó porque cada quien estaba creando su espacio y las personas le estaban poniendo más atención, y nosotros estábamos haciendo cien por ciento producto de diseño justo para eso. Y sí, todo por internet se empezó a mover bastante fácil”, cuenta le ceramista.
Por su parte, Mariana considera que sí, las redes sociales fueron fundamentales en el posicionamiento de su marca, siendo esta su primera ventana al mercado real. Y aunque acepta que todavía Instagram, por ejemplo, sigue siendo muy importante en las ventas de Tres Tristes Trastos, la ceramista sí hace un énfasis en que las redes no lo son todo:
“Creemos que sí es una buena herramienta, que son -las redes sociales- aliadas, pero no es como que nada más subir una fotografía bonita lo sea todo. Para que funcionen debes tener un concepto, un discurso donde sostengas qué es lo que quieres vender, qué es lo que quieres mostrar; cómo te quieres vender y, además de eso, debes tener un valor agregado ya en tu producto (…) entonces, si tienes todo esto armado y bien fundamentado, sí son una gran herramienta”, explica.
Tres Tristes Trastos es la historia de un emprendimiento que va más allá de un negocio, es un espacio, un lugar de creación donde la cerámica une piezas. Todo empezó con una caja de metal y dos fogones donde Mariana y Vi tuvieron que aprender cómo se comportan los materiales que utilizaban. El tiempo pasó y este les ayudó a definirse y conceptualizarse y hoy, como pasa con la arcilla, aprendieron a moldearse y no apresurar los procesos. Siguen en movimiento.