Siempre que alguien asegure que en México la gente no quiere trabajar está cayendo en una mentira.
México no sólo es de los países con jornadas laborales más largas del mundo y en donde, además, las personas tienen regularmente dos trabajos, sino que, tristemente, es el país con la mayor población en situación de trabajo infantil en todo el continente americano.
Los datos son abrumantes: en México se estima que hay 3.7 millones de niñas, niños y adolescentes trabajando en condiciones riesgosas o no aptas.
Esa cifra supera, por mucho, los panoramas de otras naciones, como Brasil o Perú, que son el segundo y tercer lugar con más trabajo infantil del continente, respectivamente.
Por ejemplo, para el 2020, en Brasil había 1.7 millones de niños, niñas y adolescentes trabajadores, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
En Perú la situación, aunque también es preocupante, ya es muy distante a lo que sucede en México: se estima que son cerca de 820,000 personas en condición de trabajo infantil, de acuerdo a la Encuesta Trabajo Infantil (ETI).
El hecho de que niñas, niños y adolescentes estén trabajando en condiciones riesgosas no solamente es peligroso para su integridad física, sino que imposibilita su desarrollo personal e incluso está relacionado con la deserción escolar.