El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha decidido tomar medidas comerciales drásticas al imponer aranceles del 25 % a las importaciones provenientes de México y Canadá, mientras que también duplicó el gravamen a China, elevándolo al 20 %. Estas decisiones marcan un punto de no retorno en las tensas negociaciones con sus vecinos del norte y la especulación económica sobre la posibilidad de una escalada comercial.
«Ya no hay espacio para México o Canadá. Los aranceles entrarán en vigor a la medianoche», declaró Trump, asegurando que esta vez no habrá marcha atrás. El mandatario justificó estas medidas como un incentivo para que los fabricantes trasladen sus plantas de producción de regreso a Estados Unidos, o inviertan directamente en territorio estadounidense.
Aunque en los últimos meses Trump había vinculado los aranceles con la lucha contra el flujo migratorio y el tráfico de fentanilo desde México, el anuncio de los aranceles parecía centrarse ahora en un objetivo económico: obligar a las empresas a producir en Estados Unidos. «Se han aprovechado de nosotros por 40 años», comentó Trump, refiriéndose a los países involucrados en el comercio con su nación. Según el presidente, la única forma de evitar los aranceles es que las empresas construyan sus fábricas en territorio estadounidense.
Uno de los momentos destacados de la jornada fue la presencia de un representante de Taiwan Semiconductor, quien anunció una inversión de 100 mil millones de dólares en una nueva planta en Arizona, lo que Trump consideró un logro de su política económica. Además, hizo referencia a Honda, que ha decidido producir su nueva versión del Civic en Indiana en lugar de México, como un ejemplo positivo del impacto de los aranceles.
Sin embargo, no todos celebran la medida. Los aranceles podrían incrementar el precio de los automóviles en Estados Unidos entre 3 mil y 10 mil dólares por unidad, lo que genera preocupaciones entre los consumidores. Además, los agricultores estadounidenses temen que los países afectados impongan aranceles recíprocos a los productos agrarios, lo que podría agravar aún más las dificultades económicas del sector.
Trump, por su parte, envió un mensaje críptico a través de las redes sociales, sugiriendo que los agricultores deberían prepararse para producir más bienes dentro de Estados Unidos, en un contexto de creciente déficit comercial. Sin embargo, expertos advierten que el impacto inmediato de los nuevos aranceles podría ser el aumento de los precios en productos esenciales como alimentos y automóviles, lo que podría generar descontento político en el país.
A medida que la medida entre en vigor el 2 de abril, la comunidad económica se prepara para los efectos de estos aranceles, que podrían tener consecuencias a largo plazo en los precios y la dinámica comercial entre Estados Unidos, México, Canadá y China. Por ahora, Trump parece dispuesto a pagar el costo político de estas decisiones, con la esperanza de que su política de «América Primero» genere los resultados esperados en términos de empleo y producción nacional.