Por Érika Salazar Rubio
La cavidad oral desempeña un papel importante en nuestra salud general, ya que en ella se realizan múltiples funciones, como la masticación, deglución, fonación, funciones sensoriales y estéticas, que rigen nuestra calidad de vida. Por lo tanto, es muy importante desarrollar hábitos que nos permitan mantener una buena higiene bucal.
Me gustaría precisar brevemente las razones por las cuales el cuidado bucal constituye uno de los aspectos más importantes de nuestra higiene personal. Primeramente, debemos reconocer que la boca es el punto de inicio de la digestión; en ella, se preparan los alimentos a través de la masticación y deglución para, en un segundo momento, absorber y asimilar los nutrientes, con el objetivo de utilizarlos para la energía, crecimiento y reparación de nuestras células. En este sentido, es vital que las estructuras y órganos que se encuentran en la boca deban estar completos y en óptimas condiciones para que contribuyan de manera adecuada a las correspondientes funciones fisiológicas, pues no solo se traducirá en una mejor salud, sino también en disfrutar más y mejor el sabor de los alimentos que consumimos.
Por otro lado, hay que reconocer que la salud oral tiene un impacto trascendental en nuestra autoestima y la capacidad para desenvolvernos en sociedad. Prueba de ello es la sonrisa, un rasgo que nos distingue e identifica como personas: hay sonrisas pequeñas y también existen las sonrisas anchas, pero, más allá de sus diferencias y particularidades, la alegría de una sonrisa siempre tiene la capacidad de iluminar, cambiar y proyectar de manera más efectiva nuestra presencia. Por eso, la sonrisa es nuestra mejor carta de presentación, pues se convierte en nuestra firma personal, única y verdaderamente intransferible.
Otro aspecto importantísimo que se relaciona con la salud bucal es el aliento, pues incide directamente en nuestra dimensión social, afectiva y de convivencia de las personas, de ahí que sea fundamental cuidar nuestra salud bucal para mantener en todo momento un buen aliento.
Por último, el correcto cepillado y las visitas periódicas al dentista, que deben realizarse por lo menos una vez cada 6 meses, son fundamentales para la prevención y diagnóstico de alteraciones y enfermedades bucodentales, pero también aquellas que guardan relación con deficiencias nutricionales, enfermedades sistémicas, infecciones, entre otras. Una boca sana es el reflejo de un cuerpo sano y de una persona que goza de una salud integral, tanto en el ámbito físico, como en lo social y emocional.