La decisión de Ernst & Young de dividir sus servicios de auditoría y consultoría se hace con la finalidad de obtener más negocios y duplicar las oportunidades de consultoría en transacciones más lucrativas.
Esta medida podría ejercer presión sobre otros miembros de Big Four para seguir el ejemplo de EY. El gigante de impuestos y auditorías viene de su año más lucrativo en la historia reciente.
En la superficie, el momento del movimiento parece extraño. Pero el anuncio del mes pasado de los altos mandos de EY de que había tomado la decisión de “separarse en dos organizaciones distintas y multidisciplinarias” fue solo la última señal de que el sector financiero, y quizás los negocios en general, están en medio de un cambio.
EY está renunciando voluntariamente a su estatus como una de las redes profesionales más grandes y reconocidas del mundo. Los conglomerados globales multimillonarios no toman estas decisiones a la ligera. ¿Cuál fue la motivación de EY y cómo podría reflejar el futuro de los servicios financieros?
El atractivo de negocios más rápidos y eficientes puede ser demasiado como para dejarlo pasar por las firmas contables más grandes. En este momento, la contabilidad automatizada, la gestión de gastos y otro software fintech ya no serán una tendencia popular en el espacio contable, sino una herramienta indispensable del comercio.
Las firmas de contabilidad de impuestos y auditoría de servicio completo están sujetas a ciertas restricciones tecnológicas basadas en las preocupaciones habituales de conflicto de intereses. Pero los servicios de consultoría fiscal separados, como el negocio de impuestos NewCo de EY, pueden pasar por alto ese punto de control e incorporarse más rápidamente con nuevos clientes que utilizan software fintech emergente, lo que amplifica los poderes de esa organización en todos los ámbitos y potencia el crecimiento.