En el mundo de las vacunas, existen diferentes tecnologías diseñadas para entrenar al sistema inmunológico y protegernos contra enfermedades. Una de las estrategias más antiguas, pero aún muy efectiva, es la de las vacunas replicativas. Aunque quizás no sean tan conocidas por ese nombre, forman parte de algunas de las vacunas más exitosas de la historia.
¿Qué es? Es aquella que contiene una versión viva, pero atenuada (debilitada) del virus contra el que se quiere inmunizar. Esta versión del virus es capaz de replicarse dentro del organismo humano, aunque de forma controlada y sin causar la enfermedad de manera severa.
Al entrar al cuerpo, el virus atenuado se reproduce de forma limitada, lo que permite al sistema inmunológico reconocerlo, atacarlo y generar defensas (anticuerpos) duraderas. Esta respuesta inmunitaria suele ser muy eficaz y duradera, similar a la que se produciría tras una infección natural, pero sin los riesgos graves de esta.
Las vacunas replicativas han sido utilizadas durante décadas. Algunos ejemplos clásicos incluyen:
- Vacuna contra el sarampión, paperas y rubéola (triple vírica)
- Vacuna contra la fiebre amarilla
- Vacuna contra la varicela
- Vacuna oral contra la poliomielitis (OPV)
- Vacuna contra la tuberculosis (BCG)
Más recientemente, se han desarrollado vacunas replicativas de nueva generación usando vectores virales modificados, como la vacuna contra el Ébola y algunas candidatas contra el VIH o la malaria.
¿Cómo se comparan con otras vacunas?
A diferencia de las vacunas no replicativas, que contienen virus inactivos, fragmentos del virus o material genético como ARN mensajero (como las vacunas de COVID-19 de Pfizer o Moderna), las vacunas replicativas ofrecen una estimulación más amplia del sistema inmune. Sin embargo, debido a su capacidad de replicación, no se recomiendan para personas inmunocomprometidas o embarazadas, ya que en estos casos el virus atenuado podría causar complicaciones.
Entre sus ventajas se encuentran:
- Producen una respuesta inmunitaria fuerte y duradera,
- A menudo requieren menos dosis o refuerzos,
- Pueden estimular tanto inmunidad humoral (anticuerpos) como celular,
- En muchos casos, son más económicas de producir y distribuir.
Pero como todo, también presentas desafíos. Su desarrollo y pruebas deben garantizar que el virus atenuado no vuelva a una forma peligrosa. Además, requieren ciertas condiciones de almacenamiento y transporte, lo que puede dificultar su distribución en zonas remotas. También existe un pequeño riesgo de reacciones adversas, especialmente en personas con sistemas inmunológicos debilitados.
Con los avances en biotecnología, los científicos están diseñando nuevas vacunas replicativas más seguras y precisas, usando virus modificados genéticamente como vectores. Estos avances están ampliando el horizonte de la inmunización contra enfermedades que aún no tienen vacunas eficaces.