Hoy día la industria del plástico sigue siendo absolutamente relevante y necesaria: tan solo en México, por ejemplo, la industria del plástico y del hule registró una producción bruta total de 470 mil 684 millones de pesos para el 2019, siendo el Estado de México y Guanajuato los más grandes productores (Secretaría de Economía, n.d.). Además, para ese mismo año al menos 6 mil 130 unidades económicas pertenecían a este sector en el país; de esas, 95 estaban en Aguascalientes, y una de esas es Vills, envases de plástico, la compañía que creó Luis Fernando Villalobos hace 30 años, cuando era apenas un joven egresado.
En esencia, Vills envases de plástico, es una empresa dedicada a la transformación de plástico, ya sea por medio de soplado, haciendo piezas huecas con cuellos chicos -es decir, botellas- o ya sea haciendo tapas por inyección de plástico. El camino para llegar a esto no ha sido sencillo, según cuenta el propio Luis Fernando Villalobos, pero todo, cada instante, ha valido la pena.
“Vills empezó”, cuenta el ya experimentado empresario, “en 1989 después de que un joven estudiante estuviera tocando muchas puertas para que lo contrataran”. Así es cómo inició su aventura. El dueño de la compañía relata que su acercamiento a la industria del plástico no fue fortuito, ya que desde estudiante trabajaba en una empresa que se encargaba de comercializar pigmentos de plástico. “Yo vendía pigmentos los fines de semana en empresas del centro de la República, ubicadas, por ejemplo, en Zacatecas, San Luis Potosí, Querétaro y León. Luego, al terminar la carrera, yo hice solicitudes sobre mi carrera, ingeniería bioquímica, en distintas compañías, justo para trabajar en ese sector”, añade.
La historia se fue tejiendo poco a poco. El ingeniero narra que, aun siendo estudiante y buscando envases y botellas de plástico para él poder fabricar productos químicos que pudiera vender y así solventar los gastos de las fechas decembrinas, fue como se le presentó una oferta muy atractiva, pero muy difícil de aceptar: “me dijeron, no te vendo envases, te vendo una máquina que los fabrica. Yo como estudiante, me pregunté, con qué puedo comprar una máquina de ese calibre y costo”, comenta. La oferta fue aún más atractiva, le propusieron un financiamiento a largo plazo que debería cubrir con pagarés. Luis Fernando terminó por aceptar, pero no sin antes afianzar a sus primeros clientes: las mismas personas que le estaban vendiendo la máquina. Estas personas envasaban alcohol y necesitaban envases de plástico, envases que Vills -sin llamarse así todavía- le proveería por años.
Así fue como arrancó todo: con una máquina comprada a largo plazo, en la bodega de su padre y con la ayuda de su hermano y sus primos. “En una superficie de 80 metros cuadrados empezamos en el año 1990 haciendo envases tipo alcoholero y de naranjadas”. En pleno 2024, el ingeniero recuerda esa anécdota con nostalgia al ver todo lo que, después de tomar esa atrevida oportunidad, lograría, eso que hoy conocemos como Vills, envases de plástico.
Un proyecto noble; cambio generacional
“Ahí, en esa bodega de 80, empezó la historia de todo esto”, advierte el empresario, a quien Blackstone Magazine entrevista en las instalaciones de la compañía. “Enfoqué mi esfuerzo a los envases de plástico porque en realidad es algo muy noble, es algo que puede reutilizarse. Si se cuida, el desecho del plástico es en realidad ecológico”, esa fue la razón por la que decidió quedarse en este sector.
De hecho, el ingeniero químico asegura que es “más barato reciclar un envase de plástico que reciclar una bolsa de papel. La bolsa de papel se lleva agua, electricidad y muchos procesos posteriores. El plástico, en cambio, solo necesita una limpieza profunda, molerse y volverse a destruir para salir desinfectado”, una vez en ese estado, puede volver a tratarse para convertirse en otra botella, añade.
Luis Fernando Villalobos cuenta que en un principio todo inició en el antiguo barrio del Encino, sin embargo, conforme se iba dando el crecimiento, se percataron que ya no era el lugar adecuado. Eso los llevó a consolidarse y reconocerse como una empresa en crecimiento y así fue que se decidió ir a lo grande: mudarse a una Ciudad Industrial.
“Poco a poco fuimos creciendo y actualmente ya estamos muy de lleno en la fabricación de envases para la industria alimenticia, una de las que tiene las mayores exigencias de empaquetado”, cuenta el experimentado empresario. En general, Vills ha logrado posicionarse como un proveedor de insumos de plástico para industrias regionales de crema, yogurt y jugos, pero, paralelamente, también producen distintos tipos de envases ferreteros, que se les puede dar un sinfín de usos.
No obstante, el dueño de la compañía relata que si bien han logrado posicionarse y tener un mercado fiel y seguro, la realidad es que el mercado y la industria ha cambiado mucho de la década de los 90 a la fecha, en pleno 2024. “Sí, han habido momentos muy difíciles, muy difíciles (…) hubo épocas de escasez de materia prima, tristemente PEMEX, que era un excelente proveedor de polietileno, dejó de producirlo; hubo épocas en las que esta materia prima aumentó mucho y no había rentabilidad”, cuenta.
Aun así, el empresario agrega que saber tomar las decisiones correctas y tener motivación para seguir adelante fue lo que hizo que la compañía siguiera en el camino: “Pero, sin embargo, pese a todo, el corazón adelante. Una de las misiones que yo veo como empresario, dentro de mi forma de ser católico, hablamos de ayudar al prójimo, y una de las formas de ayudar es generar empleos, ayudar a la gente mediante un trabajo digno, con todas sus prestaciones”.
El reto mayor: reciclaje
Si bien la industria del plástico puede ser muy noble y es todavía necesaria en la sociedad actual, la realidad es que esta sí tiene un impacto en el mundo, y paralelo a ese impacto está el mayor de los retos: el reciclaje.
Ese es para Luis Fernando Villalobos quizá el reto más importante que tiene esta industria, pues a partir del reciclaje se le puede dar vuelta a todo el plástico y se puede evitar mucho desecho, pues este, en vez de ser tirado, simplemente sería usado con otros fines. “Uno de los retos que yo veo es el reciclaje, reciclar”, advierte, pero también reconoce que existe otro reto muy importante que ayudará a que la industria sea más eficiente: el ahorro de energía. “Ahorrar energía y reciclar. Enseñar al consumidor o educarnos como consumidores de que cuando una persona deja un envase, a este se le puede retirar la etiqueta, lavar, comprimir y mandar a reciclar”, explicó.
Esa simple acción, dice, da una plusvalía al reciclaje. “En México hay un mercado en el que el recuperado y reciclaje de plástico sostiene a muchas familias, ayuda a la ecología. Yo le veo mucho futuro a todo esto”, agrega, pero para eso es necesario lograr una educación ambiental al respecto. Además, el empresario mencionó que envases accesibles y 100% biodegradables es algo que va a tardar en socializarse, es algo que se ve a largo plazo, y mientras eso sucede, la cultura del reciclaje puede ayudar a responder a las problemáticas actuales. “Todo depende de nosotros. ¿Qué estamos haciendo? No hay motivación ecológica o hay pereza”, lamenta el emprendedor en el plástico de Aguascalientes.
Teniendo claro que el reto está en hacer que el negocio y los productos del negocio sea cada vez más sostenible y sustentable, con un enfoque ecológico que permita hacer crecer a la industria del plástico, el dueño y fundador de Vills, después de ya casi 30 años, todavía tiene claras algunas metas, objetivos y visiones para su compañía.
Cuestionado por Blackstone Magazine respecto a su futuro, con un lenguaje claro y con seguridad, Luis Fernando Villalobos contestó: “ser una empresa de proveeduría local que primeramente hable desde la calidad, posteriormente buscamos tener un impacto regional y nacional, llegando a nuevos mercados. Pero para poder cumplir todas esas metas, debemos dar los pasos correctos, y mientras eso sucede no debemos olvidar que somos una empresa local de calidad, no podemos perder esa calidad”.
Todo mercado y toda industria es cambiante, eso lo sabe bien el dueño de Vills, no obstante a ello, la realidad es que todavía en la actualidad el plástico sigue teniendo mucha vida y presencia en la vida diaria de millones y millones de personas. Esto no es fortuito, tiene que ver más con el hecho de que el plástico es todavía un insumo y una materia prima indispensable que aún no logra ser reemplazada por otro tipo de opciones. Es por esto que el futuro de la industria que se encarga de toda esta producción está justamente en el reciclaje, ya que eso permitirá aprovechar al máximo este tipo de productos. Con todo, el plástico sigue teniendo propiedades y bondades que pueden y deben ser aprovechadas, por ejemplo, el empresario destaca su cualidad reusable, duradera, resistente e higiénica.
“Es por eso que el envase de plástico sigue siendo tan básico. Como productor puedes lavarlo, lo mueles y lo rehúsas pero ahora para otros fines, como de productos ferreteros o con fines agrícolas”.
Actualmente Vills ha logrado consolidar una buena relación comercial con la industria alimenticia, pero el poder responder a la calidad que esta requiere ha sido uno de los grandes retos personales de la empresa. Tanto amigos como clientes han ayudado a lograr todos los requisitos y estándares que exige el sector alimenticio, “poco a poco lo hemos ido logrando y controlando, no ha sido fácil”, comenta. Por lo pronto, Luis Fernando Villalobos tiene planes para Vills, no sólo de crecimiento regional sino de exploración de otros nichos donde se pueden aprovechar la rentabilidad de los envases de plástico. El empresario sabe que frente a él tiene un gran reto, pero también un gran potencial. El reciclaje, la conciencia ecológica, el ahorro de energía, todos son pasos que se deben ir dando poco a poco, y todos son pasos que irán dando poco a poco. Al igual que el plástico, la empresa es maleable, esa es su gran virtud, por eso se adapta frente a las adversidades y por eso ha logrado tener éxito en su camino.