Por L.N. y H.C. Natalia Torres Pérez
Muy frecuentemente, las personas con trastornos de la conducta alimentarios tienen las hormonas del hambre fuera de balance – leptina-grenina. Esto no te deja comer inteligentemente y ya no sabes si es hambre real o ansiedad.
Podemos decir que la dieta no es lo único que debemos tomar en cuenta; en ocasiones, una dieta restrictiva puede resultar ser el problema, causando que muchas personas, con la esperanza de volver a recuperar el control de sus vidas, su salud física y dejar atrás la ansiedad, tengan etapas de restricción, causando más tarde etapas de descontrol y rebote. Así, se entra en un bucle peligroso en el que la culpa se halla como protagonista; por ello, es importante aprender a diferenciar:
- El hambre se siente en el estómago – físico – como una sensación de vacío, incluso “te rugen las tripas.” Es importante conectar el cerebro con el estómago, emociones con sensaciones fisiológicas.
Detecta dónde sientes el hambre/sensación; cuando empieces a sentir hambre, califica del 1 al 10 cuánta hambre tienes. Esto te ayudará para que reentrenes y entres en contacto con tu hambre real.
- El hambre es gradual – poco a poco –, la ansiedad es repentina – de pronto piensas en comida.
- Pienso en comida
- Conecto mi cerebro con el estómago
- Si ninguna sensación está en mi estómago, sé que no es hambre física, sino hambre emocional. El cerebro está acostumbrado a calmar tu ansiedad con comida.
- Haz una pausa y cuestiónate antes de comer realmente qué está pasando por tu mente y cuerpo, si la ansiedad fue provocada por alguna persona, comentario estrés, viste o leísta algo.
- Piensa en comida.
- Empieza la ansiedad por ello.
- Como y alimento mi ansiedad.
Reacciona diferente a tu ansiedad; detéctala y toma una pausa, ya que la descubriste. Tranquilízate y no le metas más ansiedad a tu ansiedad; es importante respirar profundo para relajarte y tomar consciencia del propio cuerpo y sensaciones. Cuando dejas la adicción a la comida, te tienes que sentar con tus emociones.
Es importante comer lentamente para mejorar el metabolismo, disminuir la inflamación, mejorar las hormonas del apetito, encender la digestión y evitar estrés y ansiedad.
“Tranquilízate y no le metas más ansiedad a tu ansiedad; es importante respirar profundo para relajarte y tomar consciencia del propio cuerpo y sensaciones.”
Natalia Torres Pérez