Desde hace meses la tendencia de la bebida matcha ha ido en incremento, todo desde que en redes sociales salto a la fama como una bebida saludable al alcance de todos. Sin embargo, los productores japoneses han declarado que han tenido dificultades para satisfacer la creciente demanda a nivel mundial. Esto ha creado tensiones comerciales agregando incertidumbre a los consumidores.
«De los 25 tipos de matcha (propuestos), 21 están agotados», señala Zach Mangan, fundador de la empresa especializada en té Kettl. Vendido en paquetes de 20 gramos, el polvo verde cuesta entre 25 y más de 100 dólares, según la variedad elegida.
En el lapso de un año, la producción se vio superada por una demanda en fuerte aumento, provocando un incremento del 198 % en el precio de este polvo verde en Japón, según Mangan.
En Sayama, en las afueras de Tokio, Masahiro Okutomi, 15ª generación al frente de una empresa de té familiar, está desbordado por el auge del matcha. «Tuve que poner en nuestro sitio web que ya no aceptamos más pedidos», afirma.
La fabricación de este «oro verde» es un proceso largo y artesanal: las hojas, llamadas «tencha», se cultivan a la sombra durante varias semanas antes de la cosecha, luego se recolectan a mano y se les quita las nervaduras antes de ser finamente molidas.
«Es un trabajo de largo aliento que requiere equipamiento, mano de obra e inversiones», explica Okutomi. «Estoy contento de que el mundo se interese en nuestro matcha, pero a corto plazo, casi representa una amenaza: ya no podemos seguir el ritmo», se lamenta.
Cabe mencionar que muchas personas suelen beber matcha por su sabor, pero otros se sienten atraídos por sus propiedades nutricionales: es rico en antioxidantes y puede favorecer la concentración gracias a su cafeína.
En 2024, el matcha representó un poco más de la mitad de las 8,798 toneladas de té verde exportadas en Japón, según cifras oficiales, el doble de hace diez años.
Pero el crecimiento del mercado global del matcha -estimado en unos 3,300 millones de dólares en 2024- enfrenta varios retos. «Los clientes dicen: ‘Quiero matcha antes de que se acabe'», advierte Mangan.
En Japón, durante la primera subasta de la temporada en Kioto, el precio promedio del tencha alcanzó el récord de 8,235 yenes (unos 57 dólares al cambio actual), 1.7 veces más que el año pasado.
El fundador de Kettl teme además otra amenaza: los aranceles estadounidenses sobre los productos japoneses, que podrían pasar del 10 % al 24 % en julio. «Es un período difícil. Tratamos de absorber parte de los costos, pero hay límites. No podemos aumentar los precios indefinidamente», dice.
En Japón, la situación de los productores de té sigue siendo precaria: el número de explotaciones agrícolas se redujo a una cuarta parte en 20 años. «La pregunta sigue siendo si podemos producir en masa sin sacrificar la calidad», se pregunta Okutomi. «La pregunta sigue siendo si podemos producir en masa sin sacrificar la calidad».
El gobierno japonés fomenta que los productores de té trabajen a gran escala para reducir los costos. Pero en «las pequeñas regiones rurales es casi imposible», apunta Okutomi. «La formación de la nueva generación lleva tiempo… Esto no se improvisa».