Un nuevo estudio ha evidenciado un incremento en las tasas de mortalidad infantil en Estados Unidos después de la decisión de la Corte Suprema en el caso Dobbs v. Jackson Women’s Health Organization, que revocó el derecho federal al aborto. Según un informe publicado en JAMA Pediatrics, durante los 18 meses posteriores a esta decisión, el número de muertes infantiles superó las cifras esperadas, con un aumento notable entre aquellos bebés con anomalías congénitas.
La investigación, realizada por académicos de la Universidad Estatal de Ohio, analizó las tasas de mortalidad infantil antes y después del fallo de la Corte. Se observó un aumento del 7 % en la mortalidad infantil, lo que se traduce en aproximadamente 247 muertes adicionales al mes en meses específicos, incluyendo octubre de 2022 y marzo de 2023, según The Guardian. Esta cifra incluye un aumento del 10 % en la mortalidad entre bebés con anomalías congénitas, que fueron responsables de la mayoría de las muertes adicionales.
Los autores del estudio compararon los datos de mortalidad infantil desde enero de 2018 hasta mayo de 2022 con las cifras posteriores a la decisión del tribunal. Identificaron que las tasas de mortalidad infantil se mantuvieron por encima de lo esperado, sin caer en niveles inferiores a los históricos en ningún mes tras la revocación de Roe v. Wade. Este patrón sugiere que las prohibiciones de aborto pueden estar afectando de manera significativa las opciones de atención médica disponibles para mujeres embarazadas.
Expertos en salud pública han indicado que las restricciones al aborto influyen en la capacidad de las mujeres para acceder a atención prenatal adecuada. La falta de acceso a servicios de aborto puede llevar a que las mujeres continúen con embarazos que, de otro modo, habrían terminado en un aborto por razones médicas, como la detección de condiciones incompatibles con la vida. Esto resalta una tendencia preocupante, en la que los embarazos con complicaciones graves son llevados a término sin la opción de terminación.
Además, la investigación ha señalado que este aumento en la mortalidad infantil es un indicador de problemas más amplios en el sistema de atención médica de Estados Unidos. Según Axios, la falta de servicios de salud accesibles y las barreras estructurales como la pobreza y la inseguridad alimentaria pueden agravar los riesgos asociados con el embarazo. Estas condiciones crean un entorno donde las mujeres enfrentan dificultades significativas para obtener la atención médica necesaria.
El estudio también ha encontrado que la temporalidad del aumento en la mortalidad infantil coincide con el período en que las anomalías congénitas pueden ser identificadas, lo que implica que las mujeres que recibieron diagnósticos desalentadores pueden haber estado obligadas a continuar con sus embarazos. Esto lleva a suponer que muchas de las muertes adicionales podrían estar directamente relacionadas con la falta de acceso a servicios de aborto en estados donde se han implementado prohibiciones.
Las consecuencias de las restricciones al aborto no se limitan únicamente a la mortalidad infantil. Investigaciones previas han demostrado que en estados como Texas, donde se impusieron prohibiciones estrictas al aborto, también se observó un aumento significativo en las tasas de mortalidad infantil, según Los Angeles Times. En ese contexto, las tasas de mortalidad para bebés con anomalías congénitas aumentaron un 23 %, en contraste con la disminución observada en otras partes del país.
A partir de estos hallazgos, algunos expertos sugieren que las políticas restrictivas no solo impactan a mujeres que enfrentan embarazos no deseados, sino que también tienen efectos amplios en la salud pública, afectando la calidad de vida de madres e hijos, como señala Axios. Las tasas de mortalidad infantil, en este contexto, son vistas como un indicador agudo de la salud general de la población y de los efectos de políticas de salud pública.
El estudio no proporciona un desglose por estado de las tasas de mortalidad infantil, pero los investigadores sugieren que los efectos serán más pronunciados en áreas donde las mujeres deben viajar largas distancias para acceder a servicios de aborto. A medida que más estados implementan restricciones severas, la preocupación sobre las implicaciones de estas políticas para la salud infantil y maternal se convierte en un tema central en el debate sobre el acceso a la atención médica.