Por Joaquín Cruz Lamas
Además de ello, habría que añadir: cuidado con lo que ve, cuidado con lo que escucha y cuidado especialmente con lo que comparte. No lo digo por ser alarmista, sino todo lo contrario: mi intención al dar estas recomendaciones es, entre otras, precisamente la de evitar cualquier forma de alarmismo exagerado e innecesario.
Notará usted que, en los últimos días, y muy probablemente en los que siguen también, la gran mayoría de las noticias y del contenido mediático que encontramos gira en torno a la pandemia del COVID-19. Hay que ser muy crítico con lo que nos topamos. Muchas veces, las notas que vemos en diversos medios pueden resultar más dañinas que benéficas. No estoy haciendo de ningún modo una apología de la censura o de la ignorancia culpable. ¡Hay que estar bien informados, por supuesto que sí! Pero hay que ser muy selectivos con aquello que elegimos para informarnos. Nuestra cabeza es como una casa, nuestra primerísima casa y refugio, y hemos de ser cautelosos con la manera en que la amueblamos.
Me explico con más detalle: muchas de las notas que vemos se tratan de artículos de opinión o de especulaciones. La naturaleza misma de la situación que se vive nos pone en un panorama de mucha incertidumbre; no es fácil presentar datos duros e información precisa. Sin embargo, el riesgo que se corre es que la mayoría del contenido al que estamos expuestos consiste en valoraciones subjetivas. Cierto, muchas de estas valoraciones vienen de los expertos. Pero hay otro factor que juega en contra de nuestra paz mental: la manera en que los medios presentan su información. Para bien o para mal, los medios, aún en estos tiempos de pandemia, siguen rigiéndose por una polémica regla del oficio: presentar la información y los titulares de manera atractiva. El problema: el pánico siempre es atractivo, siempre vende.
En conclusión: Sí, hay que seguir leyendo noticias y contenido respecto a la situación, pero con un ojo muy crítico, siempre tratando de distinguir entre lo que es una opinión de una persona y un hecho, entre una valoración de un periodista y la de un experto. No nos dejemos llevar por las afirmaciones precipitadas y lapidarias de los titulares. Leamos con cuidado. Tratemos de ser muy racionales y ver las cosas con frialdad.
“Sí, hay que seguir leyendo noticias y contenido respecto a la situación, pero con un ojo muy crítico, siempre tratando de distinguir entre lo que es una opinión de una persona y un hecho, entre una valoración de un periodista y la de un experto.”
Joaquín Cruz Lamas