N21 | Octubre | 2021
Por Blackstone Editorial
¿Sabías que en cardiología algunas de las afecciones más recurrentes se presentan con síntomas atípicos? Por ejemplo, una persona puede estar infartándose, pero el cuadro que manifiesta dista mucho de la sintomatología asociada a este padecimiento: una embolia cerebral que provoca parálisis facial, en alguna extremidad o hasta en el habla; hay quienes incluso llegan a presentar demencia, convulsiones, desmayos o que olvidan cosas, como si se tratara de Alzheimer. Lo más grave es que los familiares de estos pacientes no cuentan con el diagnóstico preciso de un cardiólogo, entonces suponen que se trata de cualquier enfermedad, pero no una de tipo cardiovascular y mucho menos de un infarto.
Existen síntomas muy diversos que nos indican que debemos atendernos: sangrado en nariz, hemorragias en ojos, disfunción eréctil, hormigueo en las piernas o en las plantas de los pies, obesidad, entre otros, pero además se encuentran los síntomas atípicos: las personas con diabetes pueden manifestar vómito, gastritis e incluso dolor en dientes, y estas afecciones llegan a desencadenar infartos. La prevención permite que el cardiólogo anticipe estos escenarios y entre en acción con tratamientos que mejoren la calidad de vida y también la prolonguen.
Por eso es vital que todas las personas a partir de los 30 años se realicen chequeos anuales con el cardiólogo, en especial si existen factores de riesgo como sobrepeso, colesterol alto, consumo de tabaco o alcohol, etc. Este es uno de los principales problemas que enfrentamos en medicina: las personas acuden con el médico hasta que persiste un síntoma; por ejemplo, si la persona no siente dolor, difícilmente acude a revisión con el médico y, en los casos en que hay un poco de dolor, lo que sucede es que va a soportarlo hasta que desaparezca o para mitigarlo quizá se someta a un tratamiento sacado de internet, o bien, recomendado por el mejor amigo; sin embargo, esta es una práctica que debemos erradicar. La prevención es el único medio para evitar cualquier complicación en nuestra salud, especialmente en los casos en que el paciente es asintomático, además de que ganamos tiempo ante complicaciones o diagnósticos difíciles.
Poner corazón en favor de la calidad de vida
Con cifras al mes de octubre de 2021, el coronavirus ha cobrado la vida de más de 4.5 millones de personas a nivel mundial, pero año con año mueren en promedio 17.5 millones de personas por enfermedades cardiovasculares. Por ello, decimos que la cardiología está en el último eslabón, pues con frecuencia tratamos a pacientes muy graves: nos vemos cara a cara con la muerte, pero al mismo tiempo es muy gratificante salvar la vida de las personas y ayudarlas a mejorar su salud.
Muchos piensan que la cardiología solo se enfoca en el corazón, pero el objetivo consiste en evitar que las personas se enfermen del corazón, de ahí que debamos contar también con conocimientos para tratar la diabetes, hipertensión, las consecuencias del tabaquismo, alcoholismo, obesidad, el colesterol alto, triglicéridos o ácido úrico, etc., debido a que pueden desembocar en una enfermedad cardiovascular.
Por otro lado, la cardiología es una especialidad muy exacta y resolutiva en medicina interna. No hay cabos sueltos: desde el estetoscopio, la palpación, la vista del cardiólogo al observar al paciente, el electrocardiograma, radiografías, ultrasonidos, resonancias, cateterismos, etc.; todo nos revelan la afección en turno, sin equivocación alguna. El cardiólogo reúne los factores que encuentra en el paciente como si fueran piezas de rompecabezas y, al concluir, obtiene la imagen que esperaba encontrar.
En ocasiones, te reencuentras con pacientes que sufrieron graves enfermedades cardiovasculares, pero que los ayudaste a sobreponerse y los ves en una dinámica completamente diferente: te comparten que correrán un maratón, que hacen gimnasio o que practican ciclismo, porque quieren cuidarse, estar y sentirse bien para vivir lo mejor posible durante mucho tiempo. Así, la cardiología impacta realmente en la calidad y el pronóstico de vida de las personas.
Con el corazón hacia el futuro
Mi meta es seguir ejerciendo la cardiología al más alto nivel. A futuro, me gustaría abrir una clínica donde se ofrezcan servicios enfocados a la cardiología, es decir, que haya nutriólogos, gastroenterólogos, pediatras, etc., que ejerzan sus especialidades, pero con énfasis en cardiología. Así, las personas encontrarían en un mismo lugar todo lo necesario para la salud preventiva y correctiva en cardiología: un centro médico con estas características ofrecería tratamientos especiales contra la obesidad, el manejo de las adicciones, como el tabaco, las drogas, entre otros.
Anécdotas que marcan tu ejercicio profesional
He trabajado en prácticamente todo el sistema de salud en México, tanto en el sector público como el privado. Además, durante cuatro años trabajé en Club Necaxa, donde me encargaba de realizar el check-up cardiovascular de los jugadores; de igual modo, a través de Star Médica, participé en el check-up que realizábamos al personal de empresas de la industria automotriz, como Nissan, Jatco, entre otras. Toda esta experiencia me ha dado elementos para ofrecer un mejor servicio, con la más alta calidad, humanismo, sensibilidad y empatía con el paciente.
Uno de los recuerdos que más atesoro curiosamente se relaciona con la canción de “Pedro y Pablo”, que interpretan Los Tigres del Norte. Cuando me formaba en el Instituto Nacional de Cardiología, me tocó atender a Pedro, un niño de 7 años que padecía muchas malformaciones congénitas y a quien prácticamente ya habían desahuciado, incluso era un niño muy bajito y su piel tenía un tono amoratado a causa de las afecciones que padecía.
En cierto momento le pregunté si conocía la canción de “Pedro y Pablo”, le canté algunos fragmentos y le conté sobre qué trataba, pero me dijo que no la conocía. Entonces decidí ponerla en mi celular para que la escuchara y cada vez que me tocaba verlo, me pedía que la repitiera casi que hasta el enfado, pero a mí no me importaba, porque a él le encantaba esa canción.
Afortunadamente, Pedro logró superar con éxito la operación y yo le tomé mucho cariño, en especial porque las expectativas de que se recuperara eran muy pocas; sin embargo, el equipo dio su mejor esfuerzo para encontrar respuestas y, además, el niño no se rindió en ningún momento: todo ello favoreció para su recuperación. Ahora, cada vez que escucho la canción, me acuerdo de Pedro y de su tenacidad para seguir viviendo.