N21 | Octubre | 2021
Por Blackstone Editorial
Darle atención médica a un bebé a un niño es muy parecido a aprender un nuevo idioma; conforme avanzas, identificas ciertas palabras clave que te llevan a dominarlo. Eso mismo sucede en la atención de las infancias. Poco a poco, aprendes el lenguaje de los recién nacidos; vas reconociendo lo que sienten, la forma en que lo manifiestan o lo comparten contigo y las diferentes enfermedades a las que son propensos.
Posteriormente, descubrí la neonatología, porque me gusta la terapia intensiva y ayudar a los bebés en su recuperación y a que accedan a una calidad de vida. Esta disciplina se encarga de estudiar, analizar e interpretar todo el lenguaje corporal del bebé, así como los indicios de sus signos vitales y la condición de su salud en general, al igual que en su relación con los procesos de enfermedad y la forma en que suceden.
¿Por qué decidí dedicarme a la medicina y especializarme en pediatría y neonatología? Porque quería conocer a profundidad el desarrollo del cuerpo humano, su funcionamiento y también cómo se manifiestan las enfermedades. Como lo dije hace un momento: es aprender un idioma que el paciente comparte a través de lo que siente, de sus molestias, el dolor que experimenta; después, interpretas ese idioma de acuerdo con la sintomatología de determinadas enfermedades, para luego elegir el tratamiento más pertinente.
El desafío de la atención médica en bebés y en niños
La neonatología exige que tengamos una gran capacidad de análisis para comprender lo que le sucede al niño e interpretar adecuadamente las señales que nos da. Contrario a lo que se pensaría, los bebés sí hablan, sí nos ofrecen indicios de lo que pasa con su salud, pero lo hacen en su propio idioma, de ahí que debamos aprenderlo para reconocer qué le ocurre.
La participación de los padres es esencial, sobre todo de mamá, porque ella desarrolla una suerte de sexto sentido que le permite identificar las particularidades de su bebé: una madre tiene la capacidad de saber cómo se siente su bebé y, además, sabe darle un nombre, una definición a esa afección que el bebé o el niño están sintiendo. Por ejemplo, uno de los indicios más poderosos con los que contamos es el llanto y con el tiempo aprendes a diferenciarlo: hay llanto por hambre o porque está molesto, pero también por dolor, calor, porque quiere que lo carguen o quiere atención, etc. Ahora bien, el reconocimiento de cada llanto debe acompasarse con el conjunto de todos los datos que el propio bebé te da para identificar qué es lo que le sucede.
El diagnóstico es lo más difícil en el ejercicio médico
Como neonatólogo que practica la terapia intensiva, siempre asumo la responsabilidad de tomar decisiones importantes, porque está en riesgo la vida o la funcionalidad de algún órgano del bebé. Siempre hago todo lo que está a mi alcance —y aún más allá— para tomar la mejor decisión. Afortunadamente, no me encuentro solo, pues cuento con el respaldo de mi equipo de trabajo; cada acción que buscamos implementar, cada determinación que emprenderemos se realiza a partir de una decisión colegiada, para alcanzar los mejores resultados.
En los diagnósticos que formulamos en Osler Pediatría participan especialistas de diferentes especialidades, porque —hay que reconocerlo— en medicina lo más difícil es el diagnóstico, porque una vez que lo tienes, basta con aplicar el tratamiento correspondiente. El médico nunca debe actuar solo, siempre necesita el apoyo de su equipo de trabajo, porque las habilidades y experiencias de cada integrante permitirán determinar en conjunto el diagnóstico preciso, así como el mejor tratamiento.
Calidad integral en atención médica
Uno de los desafíos más importantes de mi ejercicio profesional consistió en adentrarme en la administración de hospitales, lo que me llevó a formarme en disciplinas inusuales para un médico: matemáticas, finanzas, administración, etc., pero que son necesarias si queremos que el personal de una institución de salud ofrezca una atención médica integral. Recordemos que los procesos de calidad bien demostrados y estructurados nos permiten prevenir y evitar errores, porque esa es precisamente la función que buscamos al estandarizar procesos: no incurrir en errores.
Sin embargo, enfrentamos un problema: el personal de salud carece de instrucción en procesos de calidad. A lo anterior, se suman las dificultades que surgen de los propios pacientes, en el sentido de que deben reconocer que a veces no saben expresar las molestias, afecciones y sensaciones que experimentan, ya sea porque desconocen la sintomatología, pero también por miedo o vergüenza. Estos factores también inciden en la calidad de la atención médica.
Por eso es imprescindible que todo el personal —desde limpieza, administración, enfermeros, médicos, directivos, laboratorio, técnicos, especialistas, etc.— comprendan en qué consisten los procesos de calidad en medicina. Lamentablemente, las mayores dificultades ocurren a nivel directivo, porque no siempre entienden la importancia de los procesos de calidad, pues están acostumbrados a sumar y multiplicar, pero todo lo que parece una resta o una división no les gusta mucho, pero una vez que los convences, se convierten en los aliados más poderosos.
Finalmente, no hay que perder de vista que, al buscar una mayor calidad, tarde o temprano ocurren cambios culturales, porque el que te exijas a ofrecer un mejor servicio, te lleva a convertirte en un mejor profesional, una mejor persona, comprometida con su entorno y con sus semejantes. Quienes hemos tenido oportunidad de desempeñarnos en hospitales certificados notamos las diferencias y el gusto de trabajar en estos espacios, porque se respira seguridad y certeza en el ambiente. Aunque ya cada vez más se exigen la existencia de procesos calidad en los hospitales, lo cierto es que aún falta mucho trabajo por hacer en este ámbito.
La prospección a futuro
Mirar hacia el futuro exige que tengamos la capacidad de valorar nuestro tiempo y dividirlo adecuadamente, porque el día solo tiene 24 horas y no más. El tiempo no se detiene por nadie; el tiempo que utilizas en una cosa es el mismo tiempo que no puedes utilizar para otra. Gracias a ello, he aprendido a aprovechar mejor cada instante y disfrutar de mi familia, de los espacios que me dedico a mí mismo, pero también a dar lo mejor para Osler Peditría. En este momento, estamos enfocados en traer más tecnología: ultrasonografía, rinoscopio, endoscopio, broncoscopio, ecocardio, para ofrecerles lo mejor a nuestros bebés y niños. En especial, queremos adquirir tecnología no invasiva, para tener una medicina de primer nivel y de vanguardia, como la que desde siempre ha distinguido a Aguascalientes