Por Andrea Monserrath Ramos de la Torre
Puedo afirmar que existen dos caras para ver la migración. La primera y en la que caemos desde siempre es la cara de la eterna criminalización, vemos a los demás seres humanos que no comparten nuestra nacionalidad como aquel famoso “Masiosare”, el extraño enemigo plasmado en el himno nacional mexicano. La cara que quiero que veas hoy es diferente, pues me interesa plantearla desde el diálogo, porque cuando cuestionamos podemos crecer, pero esta habilidad exige de nosotros una capacidad de crítica y la apertura para romper estereotipos y estigmatizaciones, pues al final la migración se traduce en un crecimiento económico, social y político que no hemos tenido el interés de observar; por el contrario, preferimos relegarlo o minimizarlo.
Es importante establecer una diferencia entre el concepto de migrante y de refugiado. Un migrante es la persona que decide trasladarse a otra ciudad, estado o país, para mejorar su vida mediante la búsqueda de mejores oportunidades de empleo, educación, por reunificación familiar, entre otras razones. Las y los refugiados se ven obligados a trasladarse —aunque quizá el mejor término sería desplazarse— a causa de una amenaza directa de persecución o muerte; para estas personas, es demasiado peligroso volver a sus hogares, por lo tanto, negarles el asilo traería para ellos consecuencias mortales.
A pesar de las diferencias, ambos tienen derechos y libertades universales que deben respetarse, protegerse y cumplirse en todo momento. Para que así sea, la ONU estableció el artículo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, donde se consagra que toda persona tiene derecho a transitar libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio y regresar.
ACNUR: Aguascalientes
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) es el organismo de las Naciones Unidas encargado de proteger a los refugiados y desplazados por persecuciones o conflictos, así como promover soluciones duraderas a su situación, mediante el reasentamiento voluntario en su país de origen o en el de acogida. Actualmente una de sus agencias se encuentra en el estado de Aguascalientes.
En 2019, el número de personas refugiadas en el mundo llegó a 26 millones, de las cuales 20.4 millones se encuentran bajo el resguardo de ACNUR y 5.6 millones, con el respaldo de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA, por sus siglas en inglés).
La protección de las personas refugiadas engloba muchos aspectos, entre los cuales se encuentra la garantía de no ser devueltas al peligro, el acceso a procedimientos justos de asilo y eficientes, así como a medidas para garantizar que se respeten sus derechos humanos básicos, al tiempo que se les aseguran soluciones a largo plazo.
20 de junio
El Día Mundial del Refugiado es el 20 de junio y se llevó a cabo por primera vez el 20 de junio de 2001, en conmemoración del 50 aniversario de la Convención de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados. Originalmente se conocía como el Día de los Refugiados de África, antes de que la Asamblea General de las Naciones Unidas lo designara oficialmente como un día internacional en diciembre de 2000. Es una fecha para fomentar la empatía y la comprensión por su difícil situación, al igual que reconocer su capacidad de resiliencia para reconstruir sus vidas.
La ONU no pide a los países que abran sus puertas de par en par, solo hace un recordatorio de que las libertades básicas de los seres humanos se tienen que proteger a pesar de las fronteras. Lamentablemente, estas personas sufren un sin fin de violaciones a sus derechos humanos: trata, detenciones, torturas e, incluso, no acceder a servicios de salud; una vez que logran establecerse en otro lugar, también se enfrentan a la explotación y marginación.
México y su relación con los refugiados
La cultura de un país se nutre por las diferencias, ¿qué nos queda hoy en México de aquellos primeros refugiados?
La casa de España en México es uno de los pilares más importantes de la educación pública; fue una institución cultural fundada por el entonces presidente Lázaro Cárdenas, a través de las gestiones de Daniel Cosío Villegas, con el fin de dar refugio a intelectuales españoles en el contexto del exilio republicano. Este fue el origen del Colegio de México, una institución pública, de carácter universitario, dedicada a la investigación y a la enseñanza superior en ciencias sociales y humanidades; en suma, es una de las más destacadas en el mundo hispánico, por lo cual ha recibido numerosos reconocimientos desde su fundación en 1940 hasta la actualidad.
El Colegio cuenta con una gran biblioteca abierta al público, especializada en ciencias sociales y humanidades. Su acervo está constituido por más de 700 mil volúmenes y posee una enorme cantidad de recursos electrónicos y digitales.
Otro de los casos es el de Eulalio Ferrer, un empresario, publicista, escritor y mecenas cultural de origen español, radicado en México a raíz del exilio masivo causado por la Guerra Civil española. Un hombre que siempre estuvo agradecido con México por abrirle las puertas: “Cuando entré al campo de concentración Argelès sur Mer, como exiliado que perdió la Guerra Civil española, un miliciano me ofreció un libro a cambio de una cajetilla de cigarros; llevaba una que me habían dado al pasar la frontera y no fumaba; entonces, la cambié por el libro. Lo metí a la mochila y entré al campo de concentración, donde no había bancas, ni nada; había que dormir sobre la arena y mi almohada era la mochila. Al día siguiente, al sacar el suéter que llevaba para abrigarme porque hacía mucho frío, vi el libro, que era Don Quijote de la Mancha, una edición de Calleja de 1912. Imaginé a un muchacho de 19 años leyendo todos los días a Don Quijote como único libro y con una obsesión casi religiosa, porque todo lo idealizaba”.
Ferrer fue creador y colaborador del Ateneo Español en México, de la Fundación Cervantina de México y del Premio Internacional Menéndez Pelayo de Santander, hoy conocido como Premio Internacional Eulalio Ferrer.
Desde 1972, se celebra en octubre el Festival Internacional Cervantino, con sede en la Ciudad de Guanajuato; sin embargo, este festival nace a mediados del siglo XX, cuando aún se representaban en las plazas de diversas ciudades guanajuatenses los entremeses de Miguel de Cervantes, llevados a escena por el maestro Enrique Ruelas Espinosa. En la década de 1970, se añadieron más actividades artísticas a las representaciones tradicionales para reforzar la dimensión internacional del festival. Desde entonces ha crecido hasta convertirse en uno de los cuatro mayores festivales de su género en el mundo.
La otra cara o perspectiva que podemos encontrar es la expulsión de los judíos de España en 1942, con la finalidad, según el decreto, de impedir que siguieran influyendo en los cristianos nuevos para que estos judaizaran. La decisión tomada por los Reyes católicos no trajo nada bueno, pues retrasó el progreso económico, social y cultural del país.
Para concluir
Cuestionemos nuestros privilegios, evitemos a toda costa negar un derecho, desde parlamentos hasta en nuestra vida diaria con frases como “Yo no soy racista, pero…”. Somos millones de seres humanos diferentes en el mundo, dejar una marca en un país o no hacerlo no nos define, pero siempre es importante plasmar que hay quienes lo han hecho y recordar que nadie debería ser una cifra más. Somos personas, con vidas e historias, todas igual de importantes y valiosas. Que el privilegio nunca nos nuble la empatía en todos los ámbitos humanos.