En una nueva muestra de cooperación espacial, la agencia espacial rusa Roscosmos y la Administración Nacional del Espacio de China (CNSA) firmaron un memorando de entendimiento para la construcción conjunta de una central eléctrica en la Luna, la cual servirá como parte clave del ambicioso proyecto de una Estación Científica Internacional Lunar, prevista para el año 2036.
La firma del acuerdo se realizó en el marco de la visita del presidente chino Xi Jinping a Moscú, donde sostuvo un encuentro con el mandatario ruso, Vladímir Putin. La reunión coincidió con las conmemoraciones por el 80º aniversario de la victoria del Ejército Rojo sobre la Alemania nazi. La iniciativa fue uno de los documentos firmados entre ambas naciones durante este importante encuentro bilateral.
“La central eléctrica rusa se convertirá en un importante aporte al proyecto de la Estación científica internacional en la Luna”, señaló la agencia espacial rusa, destacando el carácter estratégico de la infraestructura dentro del plan conjunto con China.
El proyecto lunar, que busca posicionar a Rusia y China como líderes en la exploración del satélite natural de la Tierra, contempla la realización de investigaciones científicas avanzadas y la prueba de tecnologías espaciales de próxima generación. La central eléctrica, cuya tecnología y modalidad aún no se han detallado públicamente, será esencial para abastecer de energía a la estación lunar y sus módulos de investigación.
Este esfuerzo conjunto forma parte de una visión a largo plazo que ambas potencias han estado desarrollando como alternativa a la estación lunar que impulsa Estados Unidos a través del programa Artemis, liderado por la NASA. En este contexto, la colaboración sino-rusa también busca atraer a otras naciones que deseen participar en el desarrollo de infraestructura científica fuera del planeta.
De hecho, el director general de Roscosmos, Dmitri Bakánov, reveló a finales de abril que 13 países ya se han sumado al proyecto de estación científica lunar. Entre ellos figuran naciones latinoamericanas como Bolivia, Nicaragua y Venezuela, así como países del grupo de los BRICS, incluyendo Egipto, Etiopía y Sudáfrica.
La Estación Científica Internacional Lunar representa una apuesta geopolítica y tecnológica significativa. Además de los intereses científicos, el proyecto refleja el fortalecimiento de las relaciones entre Rusia y China en materia de exploración espacial y podría convertirse en un polo de cooperación alternativo al liderazgo estadounidense en esta materia.
Aunque aún no se han revelado detalles técnicos sobre la ubicación exacta, el tipo de energía que generará la central, ni los plazos específicos de construcción, el anuncio marca un paso importante hacia una presencia humana sostenida en la Luna, donde el suministro de energía confiable es una de las piezas clave para cualquier actividad de larga duración.
Con esta alianza, Moscú y Pekín ratifican su compromiso con una visión compartida del espacio como nuevo escenario de desarrollo, competencia y colaboración internacional.