Sostenibilidad es una de las palabras clave de los últimos años, pues en torno a ella gira gran parte del desarrollo humano y las nuevas tecnologías en prácticamente todos los ámbitos de nuestra vida. El sector de la construcción no se queda atrás y son muchas las empresas interesadas en impulsar la sostenibilidad de esta industria, en particular si se toma en cuenta que, a nivel mundial, es responsable del 39% de las emisiones de dióxido de carbono relacionadas con la energía y los procesos, como consecuencia de los trabajos en las propias obras, pero también del transporte y la fabricación de materiales de construcción.
Uno de los proyectos sostenibles más ambiciosos de la industria de la construcción tendrá lugar en Arabia Saudí: The Line, una ciudad que se levantará en un espacio de 170 kilómetros de largo y que se ha concebido para darle hogar a 9 millones de residentes en un espacio que privilegia la tecnología, la agricultura vertical y las fuentes de energía totalmente renovables. A simple vista, estos atributos no parecen distinguirse de otros proyectos sostenibles de construcción; sin embargo, las mentes detrás de The Line planean levantar este proyecto bajo el concepto de Zero Gravity Urbanism, pero llevándolo a un nivel superior.
Los desarrollos inmobiliarios verticales y de uso mixto se han convertido en estrategias de construcción para reducir las huellas de carbono y la sostenibilidad, sin sacrificar el dinamismo de las ciudades. Por el contrario, el proyecto The Line integra dos perspectivas aparentemente distantes: el urbanismo vertical y horizontal. Para lograrlo, The Line consistirá en dos construcciones recubiertas con cristal que se asentarán de manera paralela a lo largo de 170 km, que es la distancia que, por ejemplo, existe entre Aguascalientes y San Luis Potosí; además, estas estructuras alcanzarán los 487 metros de altura, para convertirse en un complejo que incluso será más elevado que edificios como el Empire State (450 metros). Finalmente, The Line tendrá un ancho de un terreno de 200 metros, que equivale a casi dos veces el largo del estadio de futbol Santiago Bernabéu.
Uno de los objetivos del proyecto The Line consiste en que los residentes puedan cubrir sus necesidades diarias en paseos cuyo traslado no sea mayor a los cinco minutos a través del desplazamiento hacia arriba o hacia abajo. De igual modo, The Line contará con un eficiente sistema de transporte público, que integrará un tren de alta velocidad para facilitar el traslado de un extremo a otro del complejo, en un lapso que no superará los 20 minutos. Todo ello supone evitar el uso de automóviles particulares, en un intento por reducir la huella medioambiental de la ciudad.
Gracias al diseño del proyecto, sus habitantes vivirán en un espacio dotado de un microclima templado, así como con suministros de agua y energía renovables en su totalidad. De igual modo, tendrá una ubicación privilegiada y se mantendrá en conexión con el 40% de la población mundial por medio de vuelos de apenas unas cuantas horas de duración.
El proyecto se presentó a principios de 2021, pero recientemente se presentaron los renders del desarrollo. Mohammed bin Salman, príncipe heredero de Arabia Saudí, pretende convertir a The Line en una de las joyas de la corona y, de hecho, forma parte de NEOM, un proyecto milmillonario que se ubicará en la provincia de Tabuk y que busca transformar una amplia extensión de terreno del tamaño de Bélgica, para consolidarlo en un notable polo urbano y tecnológico, único a escala global.
Para la ejecución de The Line, los especialistas contemplan afrontar los procesos constructivos por etapas en un periodo que se prolongará durante 50 años. Este lapso supera por mucho los planes establecidos en el plan Saudi Vision 2030, que las autoridades de Arabia Saudí diseñaron con el objetivo de crear estrategias que conduzcan a que el país reduzca su dependencia de los combustibles fósiles, sobre todo del petróleo.
La construcción de The Line tendrá un costo de entre 100 mil y 200 mil millones de dólares y su ejecución estará a cargo del Fondo de Inversión Pública (PIF, por sus siglas en inglés), especialmente en las primeras etapas del desarrollo.