En un mundo cada vez más afectado por la contaminación ambiental, la naturaleza parece tener sus propias herramientas para combatir el daño. Un ejemplo sorprendente lo representan las llamadas «bacterias come petróleo«, microorganismos capaces de degradar y consumir hidrocarburos presentes en derrames de crudo y residuos industriales.
Lo que parece ciencia ficción, es en realidad una de las estrategias más prometedoras de la biorremediación: El uso de organismos vivos para limpiar ambientes contaminados.
Algunas de las especies más conocidas son:
- Alcanivorax borkumensis
- Pseudomonas putida
- Rhodococcus
- Mycobacterium
- Oleispira antarctica
- Paraperlucidibaca
- Cycloclasticus
- Zhongshania
Estas bacterias se encuentran de forma natural en océanos, suelos y ambientes contaminados, y entran en acción cuando detectan petróleo u otros hidrocarburos. Mediante procesos bioquímicos, lo descomponen y lo utilizan como fuente de energía y carbono para crecer. De este modo, limpian el área afectada, asegurando que siga siendo un recurso vital para las comunidades de los alrededores.
Cuando ocurre un derrame de petróleo en el mar o en la tierra, estas bacterias pueden ser estimuladas para aumentar su actividad. Lo hacen gracias a enzimas especiales que rompen las cadenas de hidrocarburos del crudo, transformándolos en compuestos menos tóxicos o en dióxido de carbono y agua. En algunos casos, se aplican técnicas de bioestimulación, como agregar nutrientes (nitrógeno, fósforo) o airear el área para favorecer su reproducción y acción.
Uno de los ejemplos más conocidos fue el derrame del Golfo de México en 2010, donde millones de barriles de petróleo se vertieron al mar tras la explosión de la plataforma Deepwater Horizon. En los meses siguientes, científicos detectaron que bacterias nativas del Golfo comenzaron a multiplicarse rápidamente y ayudaron a degradar parte del crudo derramado. También se han empleado estas bacterias en derrames terrestres, sitios industriales, estaciones de servicio contaminadas y otros lugares con alta presencia de petróleo o gasolina.
Entre sus ventajas se encuentra que son ecológicas, eficientes, naturales y versátiles. Pero lo mejor de todo es que son seguras para los humanos y otros organismos.
Con el avance de la biotecnología, cada vez se investiga más en superbacterias que puedan trabajar en condiciones extremas y limpiar ambientes más complejos. Universidades y centros de investigación de todo el mundo están desarrollando nuevas soluciones basadas en microbios, no solo contra el petróleo, sino también contra pesticidas, plásticos y metales pesados.